miércoles, 2 de marzo de 2011

"Te invito a mi cumpleaños"

Actualmente, cuando alguien te invita a su cumpleaños, en lugar de alegrarte, lo primero que haces es notar cómo tu bolsillo tiembla. 

Esto que voy a comentar, quizá en la gente de mi generación o anteriores a la mia se ve un poco menos, pero entre las posteriores a la mia, es una bestialidad. Y es que yo me quedo asombrada cuando oigo hablar de invitaciones a cumpleaños tales como "vamos a cenar, al cine, luego a la bolera y a tomar unos batidos" eso sí, añadiendo el "pero cada uno se paga lo suyo"

Así que el invitado acaba pagando el cine, la cena, la bolera, los batidos... Y el regalo. ¿Y qué ofrece el anfitrión? Su presencia, como si fuera suficiente... Vamos, que ni la tarta trae. 

¿De dónde demonios ha salido esta costumbre? No sólo la de no ofrecer absolutamente nada en tu celebración de cumpleaños, sino la de hacer semejantes macrofiestas sin pensar que no todos pueden permitirse gastarse un pastorral y encima comprar un regalo.

Todavía si viviera en una ciudad de las del interior de la península, me plantearía que no queda otra, porque no hay playa y a veces el clima no acompaña, así que sólo queda meterse en sitios en donde se gasta dinero. Pero vivimos en una isla en la que las opciones son muchas. Hace casi siempre un clima aceptable, tienes playa, sitios para hacer asaderos (barbacoas) y la mayoría de las casas tienen azoteas en las que se puede organizar cualquier cosa. 

Pero parece que es mucho más "fashion" gastarse un pastón. Pasar un día de playa y aprovechar lo que no es ni la mitad del pastorral que te gastas en una de esas fiestas a las que te invitan, en comprar comida, refrescos y cualquier otra sustancia que se precie, queda muy cutre.

Ya claro... Pues yo diré que cuando era más joven, en esas edades "paviles" me invitaban a esos cumpleaños de "ven a mi fiesta fashion y págate lo tuyo" y ninguno de ellos fue relevante en lo más mínimo. Desde que encontré gente que no es tan del "qué dirán" y le ve la gracia a otras opciones más económicas como las que nombré antes, todos son geniales. Y por supuesto, una aporta su tarta, que una fiesta sin tarta, es muy triste...

2 comentarios:

Estela Rengel dijo...

No podría estar más de acuerdo. Nada más que añadir.

Unknown dijo...

Que gran verdad