Me da igual decirlo, como si tengo que gritarlo, porque no tengo problema con ello. He engordado. Sí, he engordado, permitiéndome más de un capricho culinario, dándome el gusto de alegrar mi vida con alguna que otra chocolatina, algún helado o trozo de tarta.
Y soy feliz siendo como soy, mi índice de masa corporal (IMC) está por debajo de 25 (ahoramismo 22,3) y no supone ningún riesgo para mi salud que tenga el culo un poco más gordo, o que me haya salido un poquito de barriga, siempre y cuando no me exceda de ese IMC de 25 (en el que los riesgos para algunas enfermedades aumentan).
Sigo viéndome bien cuando me miro al espejo, y me siento orgullosa de mi cuerpo. Porque no necesito estar como un palo para lograr satisfacción personal, y porque no voy a renunciar al placer de poder comer dulces de vez en cuando por lucir como una sílfide en la playa.
Y es que estoy hasta las narices. Parece que por ser mujer tengo la obligación de ponerme a dieta para bajar los aproximadamente 5 kilos que "me sobran" y así lucir bella como una camella dentro del bikini rojo ese que sale en el anuncio de los cereales que saben a paja seca. Enciendes la tele y ¡PUM! Anuncios de Special K con su maldita operación bikini, anuncios de BioCentury en el que modelos con pocas luces dicen que son "más listas que el hambre" (lo que hay que ver...) pastillas, dietas milagrosas, ¡productos dietéticos de todo tipo en cualquier medio de comunicación!
Y como no, vas a una tienda a probarte ropa, y sabes que llevas la 38, porque todos tus pantalones son de esa talla, y no es que te empeñes en que te entren. Te quedan bien, sin morcillas a los lados. Pero te pruebas uno de tu supuesta talla... Y ¡Dios mio! A ver quién entra en esos pantalones, porque hay que metérselos con calzador. Al final acabas probándote una 42 y hasta apretada te queda, y alarmada piensas, ¿tánto he engordado? Pero qué cosas.... Vas a otra tienda, y la misma talla 38 te queda genial.
Los medios distorsionan la percepción de la belleza. Y es que promocionan como salud no tener a penas reserva de grasa (me gustará ver a mí a esas mujeres con la menopausia, que cuanta menos grasa tienes menos estrógenos produces) o estar negra como un tizón (claro, lo que no dicen es que tomar el sol de forma prolongada aumenta a la larga las posibilidades de padecer cáncer de piel) y como te salga alguna arruga ¡Horror! Y ya de canas ni hablemos.
Lo peor es que la audiencia lo sigue todo a pies juntillas. Porque ya no sé cuántas veces me habrá dicho alguien de mi familia "oye, estás poniéndote un poco fofa, deberías hacer ejercicio" o "eso engorda" o "estás demasiado blanca, deberías ir a la playa" (Cabe destacar que también me hacían saber "su opinión" cuando pesaba 8 kilos menos. Entonces era que estaba demasiado flaca, ¿en qué quedamos?) Y lo peor es que ni siquiera tengo sobrepeso. Sólo he engordado cinco kilos. No quiero imaginarme lo mal que lo debe pasar alguien que sí tenga sobrepeso, con tantos dedos acusadores señalándole.
En definitiva. Estoy harta de tanta tontería junta. De que las chicas con curvas de toda la vida ahora sean gordas, de que estar blanca sea sinónimo de estar enferma. No se puede ser tan hipócrita, no se puede aplaudir el hecho de que Cibeles no deje desfilar a ninguna modelo con un IMC inferior a 18 y luego inflarte a comer Special K y a ponerte cremitas para la celulitis.
Me asusta ver a tantas mujeres preocupadas en exceso por su peso, por no arrugarse, por estar morenas y tersas cual culito de bebé. ¿De qué sirve todo eso al final? Lo que perdura no es nada de eso. Está bien cuidarse para estar sano, no excederse (lo dicho, procurar que el IMC no se acerque a 25) y tener cierto mimo con uno mismo (yo soy la primera que se echa crema hidratante y exfoliante) pero no hay que ser extremista. Si uno envejece, pues envejece, pero no está enfermo. Si engordas un poco no eres un obeso, y si te sale una cana siéntete orgulloso de ello, porque eso significa que ya has vivido varios años y no todo el mundo puede decir lo mismo.
Y lo dicho, a la basura con la operación bikini. Yo me siento bien con mi michelín.